Ojo seco

Llamamos ojo seco a un amplio conjunto de alteraciones de la superficie ocular en las que no se produce suficiente cantidad de lágrima, se evapora en exceso o es de mala calidad, no cumpliendo la misión de lubricar la superficie del ojo y que este se encuentre confortable.

Habitualmente no es una enfermedad grave pero reduce la calidad de vida de muchas personas.

Puede producir síntomas como picor, quemazón, sensación de cuerpo extraño (como tener tierra o arenilla) o de sequedad, fatiga visual, sensibilidad elevada ante cualquier irritación o a la luz, secreción mucosa e incluso dolor. Puede provocar intolerancia a las lentes de contacto.

En ocasiones el ojo seco puede asociarse a enfermedades generales, sobre todo de origen reumático que conviene valorar.

El diagnóstico y tratamiento correctos del ojo seco pueden mejorar los síntomas y reducir las complicaciones.

El tratamiento habitualmente incluye lubricantes oculares en forma de colirios o pomadas, antiinflamatorios y corticoides tópicos, ciclosporina, colirio de suero autólogo y tapones lagrimales de silicona.

BLEFARITIS

Es la inflamación del borde parpebral, siendo una causa muy frecuente de irritación y molestias oculares crónicas.

Se puede asociar al ojo seco.

Los síntomas incluyen picor, quemazón, sensación de sequedad y enrojecimiento de ojos y párpados.

Aparecen orzuelos con frecuencia.

El tratamiento incluye higiene parpebral frecuente con toallitas impregnadas en sustancias emolientes, masaje parpebral y lubricantes oculares. A veces es necesario asociar corticoides tópicos o antibióticos orales.

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